RELATO 8 – TINTÍN

 

—¡Ha vuelto a enamorarse! ¡Ha vuelto a enamorarse! ¡Alarma! ¡Alerta a todas las unidades!

—No me jodas, ¿otra vez? ¿No será una falsa alarma? ¡Rápido, comprueben valores fisiológicos!

—Elevación de frecuencia cardiaca: positivo. Actividad excesiva de glándulas sudoríparas en extremidades superiores: positivo. Niveles de cortisol… ¡por las nubes, jefe!

—¡Me cago en tó! ¡No puede ser! ¿No se habrá fumao un peta?

—¡Jefe, me comunican de Neurotransmisores que la dopamina y la oxitocina se han encerrado en el baño con una cinta de Pedro Guerra a todo volumen!

—¡Mierda! ¡Rápido! ¡Hay que reducir la serotonina como sea! ¡Llamen al hemisferio izquierdo y que envíen urgentemente imagen de Carmen de Mairena!

—¡Negativo jefe, el hemisferio izquierdo no responde!

—¡Maldito el día en que me metieron en el cerebro de un facha! Pues nada, a grandes males grandes remedios. ¡Lóbulo Occipital, ¿me reciben?! ¡Desconecten de inmediato actividad de órgano visual! ¡Es una orden!

—Aquí Lóbulo Occipital, justifique orden, repito, justifique orden.

—A ver, yo qué sé. Ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no? ¡Obedezca y no me toque las pelotas!

—Negativo. Operación fallida.

—¡Me cago en el bulbo raquídeo! ¿Pero cómo es posible?

—Si es que el amor es ciego, jefe, ¿no lo sabe usted?

—Pues yo ya no sé qué hacer. ¡Que sea lo que Dios quiera!

—Esto… jefe…

—Qué pasa ahor…? ¡No jodas! ¡¿Qué hace esa mujer?!

—Atención, hipotálamo enviando señal a aparato reproductor…

—¡¡¡¡Deténganla por su madre!!!!

—¡Dilatación de arterias en curso!

—¡Que la vamos a cagaaaaar!

—¡Dilatación de tejido esponjoso!

—¡No quiero mirar, no quiero mirar…!

—¡¡¡Alerta gatillazo, alerta gatillazo!!!

—¡¡¡¡Agárrenseeeeeeeeeee!!!!

Biiip… Biiip… Biiip… Biiip…

—¿Es… tán todos bien?

—Frecuencia cardíaca en fase de recuperación, jefe.

—Aquí Hipocampo: actividad hormonal estable.

—Hipotálamo al habla: córtex cerebral desactivado. Inicio de fase de soñarrera.

—Uf, todo en orden jefe, ha sido un calentón.

—De esta no pasa. Pido el traslado hoy mismo y que me pongan a observar el crecimiento de las uñas de los pies.

COMENTARIOS:

 

– ¡Qué manera de querer! ¡Original!
– El mejor de la jornada con, trágicamente, mucha diferencia (incluido el mío)
– ¡Divertido, original y bien documentado!
– Muy ingenioso.
– Muy fisiológico y original
– Gran imaginación. Pero hay que cuidar las exclamaciones y las interrogaciones. En español también se abren 😏
– Jajajaja

RELATO 10 – OLAFO

 

Ha vuelto a enamorarse en la isla de Taormina, embriagada de mar, abrazada por el sol, con su lengua ácida de vino y su estómago arrullando pasta, pescado, calamares y duraznos. Esos Italianos amantes de los sentidos la tienen fascinada.

      Después de un matrimonio de 25 años, dos hijos y una carrera exitosa como abogada laboralista, Sofía no quiere mirar atrás. Atrás está la tristeza inmensa que provoca su hija fallecida por la enfermedad del lupus. Está la cotidianidad en la lucha constante y extrema con su exmarido de hacer hasta lo imposible por encontrar remedio a una enfermedad huérfana. Allá se encuentra el recuerdo de la tensión, la angustia, la impotencia, el estrés, la incertidumbre y las culpas.

      Margarita murió a los 23 años. Los síntomas de su enfermedad comenzaron a los 13, iniciando su adolescencia. Campeona de la resiliencia, siempre con una sonrisa, buena estudiante, y con esa madurez fruto de la lucha por su vida, que se refleja en la apreciación del tiempo y la fortaleza del espíritu, siempre agradecida, supo cómo nadie afrontar su condición hasta que el lupus atacó su estómago y en cuestión de dos años su deterioro fue mortal. En Camila, su madre, dejó todo el amor, el ejemplo y la enseñanza de que la vida se vive hoy.

      Por otra parte, su hijo mayor, José Joaquín, la luz de sus ojos, ya se encuentra estudiando arquitectura en la ciudad de Pamplona, España, apasionado por el diseño y fiel admirador de Santiago Calatrava.

      Viviendo en Bogotá, ciudad donde yacen todas sus raíces, Camila está sentada admirando el Edna, ese volcán activo que es lo que muchos sicilianos llaman «Madre», porque es lo primero que registra su memoria. Después de 15 días en Roma con la compañía de Bernini, Miguel Ángel, Raphael y el cielo azul, llegó a la segunda parte de su paseo Italiano, atravesando en el tren nocturno el recorrido del sur, durmiendo, para despertar en esa isla maravillosa de los sicilianos.

      En Taormina conoció a Francesco cuando caminaba por la playa a paso melancólico. Él arribaba a la playa en una canoa con el fruto de la pesca. Sus miradas se encontraron con una sonrisa plateada por el sol No podía quitarle el ojo cuando él ya se disponía a bajar todo el pescado. Con timidez y emoción le ofreció su ayuda cuando a los cinco minutos ya olía a mero y pargo. Francesco era un hombre de unos sesenta años, con el pelo blanco, arrugas con gracia y un físico atlético curtido por el sol y el viento. Tenía una mirada inteligente y picaresca, que le provocaba una enorme curiosidad.

      Francesco, con una iniciativa madura, estaba dispuesto a conocerla.

      Un par de cervezas en esa playa mágica; al respaldo doscientos metros de piedra sólida acariciada por el viento marino; la canoa amarrada, y ellos dos entrelazando una conversación inicio de un fuerte e inesperado vínculo con deseo que, como resultado, terminó con Camila sentada en la mesa de Francesco, saboreando la pesca del día con una jarra de vino interminable, un plato tras otro, todo cocinado por él, ahí descubriéndose poco a poco entre bocado y bocado, entre trago y trago.

      La casa era vestigio de la profesión de Francesco. Una biblioteca que describía la vasta historia de esa enorme isla, desde los sicanos y sículos, fenicios, griegos, cartagineses, epirotas, romanos, vándalos, hérulos, ostrogodos, bizantinos, árabes, normandos, franceses, aragoneses, Austrias españoles, alemanes, Borbones españoles e italianos.

Francesco el antropólogo, profesor universitario, pescador, pensionado y escritor.

      Con el ancla bien enterrada en el fondo de la esperanza, se volvió a enamorar de la vida, de Francesco, del Edna, del mar, de Taormina, de esa isla mediterránea llamada Sicilia en donde hay fuego y fertilidad para el espíritu.

      No tenía que olvidar nada, solo vivir el presente.

COMENTARIOS:

 

– El sueño de todas
– ¿Santiago Calatrava? Que alguien haga un relato para saber cómo esa arquitectura puede gustar jajajaajja
– El mejor de la semana
– Francesco, Francesco, mejor que Clint Eastwood en los puentes de Madison
– Espero que no sea autobiográfico, al menos la parte de la hija. Buen relato, enhorabuena

RELATO 7 – PROFESOR COJONCIANO

 

Ha vuelto a enamorarse otra vez. Cuando estaba a punto de tirar la toalla y había aceptado que ya no había nada que hacer, un gesto inconsciente, una mirada inapropiada y una caricia tan imperceptible como el aleteo de las alas de una mosca, han obrado el milagro. Se había dado cuenta de que los últimos años había vivido anestesiada por la rutina y los quehaceres diarios, sin pararse ni un segundo a pensar en lo que sentía. Siempre había sido una persona enamoradiza; es más, le resultaba bastante fácil someterse a ese sentimiento denominado amor. Sin embargo, aunque era feliz, llevaba un tiempo echándolo en falta.

      Parte II. L´amour.

      Habían estado trabajando juntos en un proyecto para una ONG durante más de un año y nunca se había detenido a mirar sus bonitos ojos, ni a escuchar su sosegada respiración. Pero aquella mañana empezaron a llegar las primeras mariposas. La miraba de reojo y le parecía irresistible. Le resultaban terriblemente arrebatadoras sus ganas siempre de ayudar a los demás y su extrema generosidad. Nunca había un mal gesto ni falta de entrega. Así era ella.

      Parte III. Ay, Dios mío.

      Se sabía correspondida y a ratos estaba exultante de felicidad, pero también le resultaba extraño, porque a estas alturas de la vida, con sus casi 60 años cumplidos, no se veía con fuerzas de explicarle a su marido lo sucedido. Pero había pasado. Y ahora le tocaba decírselo al pobre Jose Luis, ese hombre tranquilo y reposado, que ya había renunciado a las grandes pasiones de la vida. Ahora le tocaba explicarle lo que la vida le deparaba ya en esta etapa de madurez y sosiego, cuando ya lo único a lo que aspiraban era a dar largos paseos juntos y cogidos de la mano, escuchar música suave junto a la chimenea y visitar a viejos amigos comunes. Ahora le tocaba explicarle que se había enamorado hasta las trancas de Matilda, la border collie especializada en desactivación de minas antipersona. Que no la podía dejar sola en Afganistán después de toda una vida entregada al servicio de los humanos, ahora que se jubilaba.

      Parte IV. Desenlance.

      Y no iba a ser fácil, porque Jose Luis, que ya había escuchado esta historia unas cuantas veces con anterioridad, le había hecho prometer que no volvería a pasar, «que ya está bien Rocío, que ya vamos teniendo una edad». Y es que, como ya os había contado antes, mi madre es bastante enamoradiza. Ya vamos por 15 gatos, 9 perros y 4 caballos. Pero yo creo que esta vez sí que va a ser la última. Lo prometo.

 

COMENTARIOS:

 

– Nunca es la última. Si tiene que deshacerse de alguno, que sea de José Luis 😄
– Los mejores amores ❤🐶
– Buena idea y, por fin, un relato que me vuelve a sorprender (después del de la moda juvenil). Sin embargo, creo que podría haber estado mejor narrado.
– Nunca es tarde si el bicho es bueno!!
– Muy bien contado, de los más originales y con desenlace sorpresa, que molan mucho. 👍

 

RELATO 2 – L. LAWLIET

 

Ha vuelto a enamorarse. Ha salido de su controlada prisión, donde incluso sus pensamientos estaban vigilados, donde no podía ser libre y ni siquiera podía dar su opinión. Años de relación tóxica dejaron llagas en su cerebro, más que en su piel. Pero las llagas, como cualquier cicatriz, acaban curándose, aunque dejen marcas. El día en que decidió romper sus cadenas y echarse a volar, cogió su mochila llena de fantasmas del pasado y empezó a vivir una nueva vida. Una vez puestas sus gafas de color de rosa, el mundo le ofreció una visión distinta a aquella a la que estaba acostumbrado. Ya no había malas personas a su alrededor, se dio cuenta de que la gente saludaba, sonreía, e incluso abrazaba.

      Ahora lo veía todo de una manera muy diferente, la amabilidad innata de los seres humanos, la calidez con la que algunos le acogían al enseñar la más mínima de las sonrisas, la esperanza de volver a nacer, de tener un futuro completamente rediseñado y pensado solo por y para él. Sentía que la era de ser juzgado constantemente terminó. Ya no pensaba que el equivocado era él, ya no se enfadaba consigo mismo cuando cometía un error, sino que aprendía. Y de los errores surgieron las dudas, y de las dudas, el compromiso que juró tener consigo mismo de mejorar como persona. De mejorar mentalmente. De cambiar su opinión sobre la gente en general y de disfrutar. De disfrutar de una vida que le había sido robada, atrapada y enjaulada.

      Pasó de formar parte del zoo a ser un ave capaz de volar quilómetros y quilómetros, sabiendo que un par de piedras se iba a encontrar, pero con la fuerza suficiente de que las iba a superar. Sabía que no estaba solo, era consciente de que tenía todo un ejército detrás para ayudarle, para hacerle compañía, para echarse unas risas. Y después de poco tiempo, una vez se dio cuenta de que las cadenas estaban muy, muy atrás, conoció a alguien. Una luz dentro de la pasada oscuridad, que le hizo dudar de si valía la pena o no lanzarse al vacío otra vez. Pero esta vez funcionó, y se preguntaba si de verdad lo que él pensaba que era amor podía definirse de otra manera, y resultó ser verdad.

      Ha vuelto a enamorarse, pero esta vez de una manera sana, donde ambos se cuidan mutuamente y no hay lugar para malentendidos, a menos que sean tontos. A menos que acaben con unas risas y unos abrazos al final de la noche. Cómo lo echaba de menos, y cómo disfruta ahora de lo que una vez le fue prohibido. El amor.

 

COMENTARIOS:

 

– Un relato que deja buen sabor de boca.
– Poca imaginación. 😐
– Las relaciones tóxicas son una verdadera prisión
– Deja el Tinder tío, que hay mucha neurótica!! 😁

Sarah

…Cada comentario es una patada en el pecho que me roba el oxígeno…

Sarah

… Si ella está muerta es porque yo no me morí antes …

Lawliet

… Ya no había malas personas a su alrededor, se dio cuenta de que la gente saludaba, sonreía, e incluso abrazaba …

Mafalda

… se niega a ponerse esos calcetines-media color carne que siempre terminan arrugados en los tobillos …

Mafalda

… su vientre ha vivido demasiado como para tener que envejecer en una cárcel de poliamida y elastano …

Panoramix

… Un lugar con manteles suficientemente largos para esconder el temblor nervioso de sus piernas, …

Cojonciano

… una mirada inapropiada y una caricia tan imperceptible como el aleteo de las alas de una mosca, han obrado el milagro …

Cojonciano

… le resultaba bastante fácil someterse a ese sentimiento denominado amor …

Tintín

… ¡Llamen al hemisferio izquierdo y que envíen urgentemente imagen de Carmen de Mairena! …

Tintín

… ¡¡Alerta gatillazo, alerta gatillazo!!!

Luky

… Hace poco estábamos pasando uno al lado del otro, sin vernos, como si fuéramos parte del mobiliario …

Luky

… eso es como una semilla; siempre brota si la obsequias con unos pocos cuidados, como un bulbo de tulipán …

Olafo

… Con el ancla bien enterrada en el fondo de la esperanza, se volvió a enamorar de la vida …

Olafo

… No tenía que olvidar nada, solo vivir el presente …

RELATO 1 – SARAH’S SCRIBBLES

 

Ha vuelto a enamorarse. Por eso hace días que no me llama ni aparece por sorpresa en casa con ramos de flores. Decía que lo nuestro merecía otra oportunidad, que esta vez se esforzaría, pero ha vuelto a enamorarse. No ha sido él quien me lo ha dicho. Les he visto por la calle cogidos de la mano. Ella es preciosa, bastante más joven que él. Se la ve feliz, y a él también.

      La busco en redes sociales. Necesito saber más de ella, si la relación va en serio. Trabaja en una librería. A él le encanta leer. ¿Entraría en su librería a comprar un libro y sintió un flechazo?

      Debería mantenerme alejada, pero necesito hablar con ella, saber cómo es. ¿Tendrá la confianza en sí misma que a mí me falta? ¿Será extrovertida?

      Voy a su librería, la busco, le pregunto por un libro. De cerca es aún más guapa, sonríe todo el rato mientras me habla del libro por el que le he preguntado y su autora. Me tiemblan las manos escuchándola, quiero zarandearla y decirle que se aleje de él. Le pregunto por él y se sorprende. Le digo quién soy y la sonrisa desaparece de su rostro. Él le ha hablado de mí. Me pide que me vaya, no quiere numeritos en su lugar de trabajo. No quiero montar numeritos, solo quiero hablar. Pero ella se pone nerviosa e insiste en que debo irme, me pide que no vuelva por allí.

      Salgo de la librería avergonzada y humillada, rabiosa y cabreada conmigo misma. No he sabido controlarme. Quería hacerme su amiga para saber más de ella, de su relación con él, y la he cagado.

      Vuelvo por allí un par de veces, pero ella me mira desde la distancia y me evita. Habla con su compañero que me pide que la deje tranquila, que la librería no es un lugar para historias de celos. Pierdo las formas, no son celos, solo quiero hablar con ella, conocerla. Me echan de malas maneras.

      Reviso sus redes sociales todos los días. Las de ella. Las de él no, no quiero que descubra que entro en su perfil de Instagram y piense que quiero volver con él. Su perfil de Instagram está lleno de fotos de libros que recomienda y alguna foto suya sonriendo a cámara. En las stories comparte fotos y vídeos con él. Cenando en algún restaurante donde estuvimos juntos hace tiempo, o haciendo alguna ruta de senderismo que conozco gracias a él. Los mismos planes, los mismos sitios, pero con ella. Apenas duermo, casi no como, solo puedo pensar en ellos dos juntos, haciendo las cosas que antes hacía conmigo.

      La frecuencia con la que comparte fotos en Instagram empieza a descender, las stories casi desaparecen por completo. ¿Qué significa eso? ¿Será que les va muy bien y no tiene tiempo para sus redes sociales? ¿Habrán cortado?

      Paso por delante de la librería todas las semanas. Un día me ve a través del escaparate y me sostiene la mirada unos segundos. Ya no es la mirada desconfiada y recelosa del principio. ¿Me está mirando con pena, vergüenza, asco? Le sonrío y desvía la mirada.

      Hace semanas que no comparte nada en Instagram, pero yo sigo revisando su perfil, buscando en los comentarios de fotos antiguas algo que me dé una pista de cómo va su relación. Y por fin aparecen los comentarios que tanto temía, en la última foto que subió hace semanas. «Descansa en paz», «Qué tragedia, un abrazo a la familia», «Ojalá ese cabrón pague por lo que ha hecho». Cada comentario es una patada en el pecho que me roba el oxígeno.

      Busco en Google su nombre, el nombre de la librería, lo que sea. Encuentro el titular: «Joven de 32 años muere estrangulada». Como si una pudiese morirse estrangulada sin ayuda. La última vez que la vi no me miraba con pena ni vergüenza, sino con miedo. El miedo compartido.

      Lanzo el móvil al suelo con rabia. ¿Podría haberla ayudado? Si estoy viva es gracias a ella, porque él se volvió a enamorar y se olvidó de mí. Si ella está muerta es porque yo no me morí antes.

 

COMENTARIOS:

– ¡Muy bien escrito! Engancha, quieres seguir leyendo 😀 Final sorprendente pero bajona 💔
– La idea bien, pero el relato algo flojo.
– Un final muy trágico 😥
– Me gusta más la parte del principio

 

RELATO 3 – MAFALDA

 

Ha vuelto a enamorarse de la moda juvenil, o eso dice. Yo creo que es un acto de rebeldía, porque ella siempre ha sido muy inconformista, pero el caso es que no puede entrar en el Círculo de recreo porque dicen que no cumple con la etiqueta, que rompe con la estética del salón y que no encaja con en el ambiente. En definitiva, que es visualmente molesta para el resto de socios.

      Ella dice que si le gusta más la bufanda de trapillo que le ha hecho su nieta, por qué va a tener que ponerse un zorro muerto al cuello; que si le favorecen más  los aretes que se compró en el paseo marítimo en el verano del 82, por qué va a tener que ponerse unos pendientes de perla que le rasguen el lóbulo; y que si le realza la figura un crop top, por qué va a tener que ponerse un cárdigan que le llegue hasta las rodillas.

      Que no, que no y que no.

      Sus palabras. No las mías. Pero creo que tiene razón.

      También dice que le da igual irse al bar Paco, tragarse el humo del puro de Genaro, beber agua del grifo con cal y sentarse en un taburete de esos que se  tambalean y te dejan marcados los agujeritos en las nalgas, que entrar en el círculo de recreo, tragarse el humo del purito de Manoli, beber Vichy Catalán y descansar las posaderas en un aterciopelado sillón.

      Ella lo que quiere es reunirse con nosotras y ganarnos a la brisca. Será una hortera, pero siempre ha sabido lo que es importante.

      Dice que nos echa de menos, pero que no pasa por el aro. Que se niega a ponerse esos calcetines-media color carne que siempre terminan arrugados en los tobillos cuando puede ponerse unos calcetines con la cara de Tom y Jerry , pero, sobre todo, que nunca jamás va a volver a ponerse unos tacones bajos de «chúpame la punta» en un mundo en el que existen las Skechers.

      Me contó también que ya no lleva faja porque su vientre ha vivido demasiado como para tener que envejecer en una cárcel de poliamida y elastano, y que ya solo lleva sujetador en invierno porque le da un calorcito extra. Eso sí, siempre sin aros. Lo último que necesita una es que la apuñale su propio sujetador, en eso podemos estar de acuerdo. Además, tampoco es que haya tenido nunca mucho que sujetar.

      A mí me ha convencido.

      No sé en qué momento nosotras soplamos las velas y decidimos que era bueno cambiar las bolsitas de lavanda del armario por bolitas de alcanfor, el Amor Amor de Cacharel por el Chanel Número 5, y la melena al viento por el casco de laca Nelly, pero una cosa os digo, yo me voy ahora mismo al baño a cambiarme el Tena Lady, agarro mi bolso y me marcho. La que quiera ser joven otra vez que me siga. Sé dónde encontrarla.

      Ella dice que ha vuelto a enamorarse de la moda juvenil, pero yo creo que ha vuelto a enamorarse de la vida.

 

COMENTARIOS:

 

– ¡Me encanta! Original, fresco, diferente y empoderador. ¡Viva la moda juvenil! 🤘🏼
– Oda a la segunda juventud.
– Hay que quitarse más veces la faja
– La continuación de la frase más original 😉

 

RELATO 4 – PANORAMIX

 

Ha vuelto a enamorarse. No cabe otra explicación. ¡Coño! Si se hubiese tomado la molestia de analizar los síntomas detenidamente, se habría ahorrado los 50 euros de la consulta. Esta bromita del insomnio, de la falta de apetito y concentración le estaba saliendo carísima, si sumaba médicos, farmacias y esta última consulta. Aunque si la sicóloga tenía razón, ya no tendría que regresar, ni pagarle un centavo más.

      Tras dos meses de noches en blanco y menos de 500 calorías diarias, no sabía si lo más afectado era su cordura o el bolsillo. Y lo que faltaba por venir, porque ahora que había identificado el verdadero origen de su mal, «tendría que enfrentarlo», había dicho tajantemente la doctora. «¡Lánzate a su conquista, y verás como ya no se te cae el pelo!». Como quien dice: ¡Al ataque!

      Ya tenía bien pensada su estrategia. Habría que empezar por invitarle a tomar algo en plan cool, y después ir ablandándola con un poco de humor ligero (que además es gratis), y varios cumplidos «casuales pero memorables». Es decir, que tengan en ella efecto multiplicador, sin necesidad de inversión adicional por su parte. Frases amables y divertidas que ella pueda recordar una y otra vez, hasta que se vuelvan a ver.

      Para esa segunda cita, ahora que empieza el frío, quizás le invite al cine, a una peli que le dejará elegir, pues eso es muy de gentlemen, ¿no? En una fecha no tan cercana, porque no quiere que se le note demasiado la ansiedad, ni tampoco agobiar a la chica. La oscuridad de la sala de cine encubrirá sus manos, que tiemblan y sudan en su presencia. Además, sí o sí tiene que esperar la paga a fin de mes para poder invitarle a una bebida y chucherías, ¡porque lo pobre no quita lo galante!

      Y para la tercera cita, una cena como Dios manda, con vino y postre incluidos (¡a trabajar horas extra desde mañana mismo para ahorrar lo suficiente!), en algún lugar acogedor que conozca bien, que habrá escogido con antelación por sus platillos sabrosos y abordables, para evitar sorpresas amargas a la hora de pagar la cuenta, y sobre todo, para impresionarle con su «buen gusto gastronómico». Un lugar con manteles suficientemente largos para esconder el temblor nervioso de sus piernas, con un baño en condiciones de aliviar cualquier otra emergencia nerviosa que le pueda producir ese tercer encuentro, potencialmente amoroso, si todo sale bien.

      Y en agradecimiento, tras ver que se trata de un chico majo, simpático y divertido, ella dará el paso y le invitará… a cenar en su casa. Y él se presentará afeitado, perfumado y muy sonriente, con flores que le habrá robado a su madre cuando pase a saludarla antes de la cena, quien ni se enterará de que faltan, pues ¡hay que ver el millón de plantas que tiene en su piso! Y para que el detalle no resulte tan banal, añadirá el toque típico de la temporada: un buen turrón de Navidad «reciclado», es decir, regalo de su tía Lola, quien le envía siempre uno por Nochebuena, y está bue-ní-si-mo. Así evitará gastarse el sueldo de esa semana, y esa satisfacción le aliviará parcialmente los gusanillos que le cosquillean el estómago, cuando le confiese a ella a modo de broma la doble intención de ese regalillo, diciéndole que «es para terminar de endulzarle a ella el corazón, jajaja». Y mientras espera que ella abra la puerta, practica y prepara una y otra vez esa carcajada seductora, y la pose que pretende estabilizar las piernas de gelatina, y el guiño del ojo derecho que le acompaña, y la sonrisa matadora con que rematará…

      —¡Nacho! Pasa, pasa…

      Él no camina, flota en su nube feliz, a varios centímetros del suelo.

      —Pasa, acomódate, por favor.

      Pero de repente, ¡puf! aterriza y desaparece la nube rosa a su alrededor al ver, no la sonrisa encantadora y los ojos brillantes de su preciosa amada, sino el rostro amable pero cansado de la doctora, que le indica el sillón de siempre, mientras le pregunta:

      —¿Me equivoco o no has vencido aún del todo ese insomnio, y sigues quedándote dormido por ahí?

 

COMENTARIOS:

 

– Un poquito lioso pero ça va
– Jolin!! Como son las falsas ilusiones!!
– Los tiempos verbales un poco incoherentes. No sabes muy bien en qué momento se desarrolla la acción. También el uso de «le», «la»… Frases tan largas necesitan una mejor puntuación; a veces hay que leerlas dos veces para comprenderlas.
– Desengáñate, a los chicos majos, simpáticos y divertidos no les invitan las chicas a su casa 😂

 

RELATO 5 – LADY X

 

Ha vuelto a enamorarse, me dijo mi hija cuando me llamó desde China, mientras pasaba unos días con su hermano.

      Alberto, mi hijo, era un enamorado de la cultura China. Nunca le gustaron las fotos, así que descubría esta cultura a través de la pintura de la vida rural, paisajes… Le propusieron instalarse en un pequeño templo budista de mujeres en una aldea llamada Xiamei, al sureste del país, y que pintara la vida cotidiana aún comunitaria de los mercados locales con sus gentes y paisajes circundantes. No había propuesta que le sedujera más. Alberto salía a dibujar y tomar apuntes desde temprano en la mañana. Le encantaba ir a los mercados y ver tantas caras tan diferentes y carismáticas, quería dibujar a casi todo el mundo. Durante los tres primeros meses, entabló relación con otro chico que también se alojaba en el templo, se llamaba Giu y era voluntario. Ayudaba a las nonas con las tareas cotidianas: trabajar en el huerto, cocinar… y a cambio recibía alojamiento y comida. Este intercambio parecía darse en perfecta armonía. Alberto y Giu se encontraban casi todos los días a partir de las cinco de la tarde y se iban a tomar algo, a pasear, o a veces planificaban algún fin de semana para ir a explorar otras zonas de la región. Ninguno de los dos tenía un nivel de inglés muy elevado, pero esto no les impedía alimentar la fascinación y curiosidad que tenían por sus culturas y vidas respectivas. En poco tiempo, se creó un vínculo muy estrecho entre ellos. Sentían que contaban el uno con el otro.

      Una mañana, mientras Alberto realizaba bocetos para sus pinturas en uno de los mercados locales, vio que el ambiente estaba agitado, que la gente hablaba entre ella como escandalizada. No entendía nada, pero empezó a preocuparse viendo a la gente tan revuelta y con tanto malestar. Alberto había aprendido algunas palabras sueltas en chino, pero no necesitó gran comprensión del idioma cuando un comerciante le enseñó la foto de Giu en el periódico local del día. Lo habían asesinado la noche anterior en una callejuela cerca del templo. Se decía que porque se resistió a que le robaran su smartphone.

      Alberto entró en un estado de shock en el que se sumió varios meses. Nos lo trajimos a nuestra aldea cantábrica, donde pasaba sus días entre su habitación y largos paseos en el mar. Comía con nosotros, pero no hablaba demasiado. Después de un tiempo nos dijo que tenía que volver a Xiamei. No tuvimos noticias de él hasta que, un día, al fin llamó a casa para decirnos que Paula, su hermana, podría venir a visitarlo si le apetecía, que le haría mucha ilusión y que la acogería con mucho gusto.

      Mientras Paula descubría un mundo tan diferente, se volvía a encontrar con la mirada chisposa de su hermano. En los mercados, mientras con una sonrisa le enseñaba frutas exóticas, algunas de colores fluorescentes; cuando hablaban de la sonoridad de aquel dialecto; cuando la paraba en seco en la calle haciéndole tomar conciencia de una magnífica luz que transparentaba las hojas de los árboles.

      Alberto tenía una foto en la pared, cerca de su cama, donde Giu y él aparecían muertos de risa con un brazo cada uno sobre los hombros del otro.

COMENTARIOS:

 

– Un relato muy tierno
– Una historia con desarrollo y desenlace en 700 palabras. ¿Qué más se puede pedir? 👍

 

RELATO 6 – MICKEY MOUSE

 

¡Ha vuelto a enamorarse! ¡Ha vuelto a enamorarse! —se repetía Santi una y otra vez, como tratando de escucharse a sí mismo para convencerse de que lo que estaba viendo era real. Desde que había llegado a la ciudad, había recorrido las calles de arriba a abajo en el día y en la noche buscando a Romina. Había entrado a cada uno de los negocios, restaurantes y bares con la esperanza de verla en alguno de estos sitios, pero nunca imaginó que la vería acompañada de otro hombre bailando y sonriendo.

      —¡La vi sonriente, casi feliz! —exclamó Santi tratando de reconciliar sus recuerdos con lo que recién había visto. ¿Cómo puede ser eso posible? ¡Hace apenas unos meses, antes de partir de su pueblo, le había dicho con lágrimas en los ojos que lo amaba y que nunca lo olvidaría!

      Romina había flechado a Pedro en el restaurante aquella tarde, y después de tomar unas cervezas, Pedro decidió quedarse a comer y esperar a que Romina terminara su turno. Un par de parejas entraron a comer en el pequeño restaurante de comida típica, donde la señora que cocinaba dejaba todo listo para la cena y Romina servía el menú del día a los comensales. Una vez que se terminó la jornada, llegó otro empleado a recoger la cocina y lavar los platos. Romina se había servido dos tequilas y se sentó en la mesa con Pedro. De nuevo le subió el volumen al parlante e invitó a Pedro a bailar. La emisora estaba sintonizada en Radio Tropical y esa era la noche de salsa.

      —¿Te gusta bailar salsa? —preguntó Romina moviendo sus caderas al ritmo de la música. Pedro, sorprendido pero excitado, le contestó: —Pues algo sé, pero si la princesa me quiere enseñar a moverme así, yo me dejo.

      Romina soltó una de sus risotadas en lo que halaba a Pedro al centro del salón, y allí sin preguntar nada más le tomó sus manos y se las puso una a cada lado de sus caderas, en lo que se colgó de su cuello, pegó su pelvis a la de él y le susurró al oído:

      —Cierra los ojos, escucha el son de los tambores, siente el calor que sale de mis caderas, deja que tu cuerpo fluya y síguelo, siente el ritmo paso a paso, así, suavecito. Uno para adelante y uno para atrás, sin separarte de mí.

      Pedro la siguió así de canción en canción, de tequila en tequila, de pisón en pisón, de risa en risa, hasta terminar en un apretujado y apasionado beso.

      Romina sintió algo extraño, no por el beso, sino porque tuvo la sensación de que alguien la miraba. Miró hacia la puerta y esta estaba cerrada. El chico que limpiaba se había ido hace ya un rato, y no había nadie afuera. Había oscurecido rápido, hacía un viento frío y el tiempo había volado.

      Romina y Pedro salieron de allí, ella abrazada a él y él cantando la letra de la última salsa. Todo comenzó bailando bailando. En lo que Romina sonreía burlándose de Pedro:

      —Oye, creo que mejor sigues de fontanero, ¿no? Y así los dos se fueron caminando en zigzag, besándose y riéndose hasta llegar a la puerta del departamento de Romi, donde ella lo invitó a entrar, para que mirara si había llegado el agua, si había que cambiar el grifo… Los dos sonrieron y la puerta se cerró.

      Santi se quedó allí afuera paralizado viéndolos sin poder reaccionar.

COMENTARIOS:

 

– A mi esta Romina y esto de la salsa… Me suena 🤔
– Me hubiera molado más que se enamorara de la salsa. ¡¡¡Aaaaasúcar!!! 🕺🏼
– Muy misterioso
– Ojo con el uso de los posesivos a la inglesa: «le tomó sus manos». Parece que se las arranca. No hace falta especificar «sus», con «las» es más que suficiente. 🤷‍♀️

RELATO 9 – LUKY LUKE

 

Ha vuelto a enamorarse, se lo noto, me mira de una forma extraña, fija. Ayer me preguntó si tenía puestos calzoncillos nuevos. Es seguro, se ha vuelto a enamorar, y esta vez… otra vez de mí.

      Mira que llevamos tiempo juntos, pues cada dos o tres años se vuelve a enamorar; me mira con ojos nuevos, como recién salida de un sueño, y me pregunta cosas como: ¿has cambiado de perfume? ¿Esos calzoncillos son nuevos? ¿Has adelgazado?… Me enternece.

      Hace poco estábamos pasando uno al lado del otro, sin vernos, como si fuéramos parte del mobiliario, y ahora, mírala, me roza a cada paso con su mirada, sus manos se posan sigilosamente sobre mi cuerpo, y no para de decirme lo afortunada que es y las maravillosas virtudes que tengo.

      Eva es singular. Desde que la conozco sé que sus enamoramientos van a ser lo más profundo, lo más íntimo, lo más alentador, lo más disfrutable, de nuestra relación. Yo me considero afortunado simplemente si de vez en cuando, de año en año, me toca uno de esos enamoramientos. Pero no solo se enamora de las personas, también se enamora de las cosas, de las aficiones, de los proyectos. Es una eterna enamoradiza.

      Cuando le brota el amor, su piel se vuelve aterciopelada; quiero decir, que esos pelitos diminutos que recorren su piel se ponen activos como sensores y lo perciben todo. Es un motor ineludible para todos, su energía es fascinante y nos atraviesa.

      Y ahora toca contar la otra parte, la parte en la que se hunde profundamente… Pues no, esa parte nunca existe. Ella cabalga de una ilusión a otra, en un constante proceso creativo, en una constante catalización de la vida. Solo puedo decir que cuando su enamoramiento se posaba en mí, me hacía crecer hasta el infinito, y cuando se posaba en otras cosas, también yo disfrutaba de las flores de ese jardín.

      Recuerdo cuando la conocí. Ella tenía quince años y yo diecisiete; estábamos en una atracción de feria, en los coches de choque. Ya llevamos juntos unos cuarenta años, y cada dos o tres años se produce un profundo enamoramiento, que lleva nuestra relación a un nivel un poquito más elevado.

      Hay personas que no entienden las relaciones largas, por eso del desgaste. Pero cuando piensas que ya no hay rescoldo en esa hoguera, otro fuego surge. No hay secretos, no es cuestión de cuidar el amor, los pequeños detalles. Qué va. Eso no es del todo así. Simplemente hay quien nace con los ojos azules, hay quien nace bajito, hay quien tiene el pelo rizado, y hay quien tiene la capacidad de enamorarse. Y eso es como una semilla; siempre brota si la obsequias con unos pocos cuidados, como un bulbo de tulipán.

      Comprendo que quien no tenga esta capacidad, su amor se vaya disolviendo como un azucarillo en muchos litros de agua, hasta dejar de sentir el sabor dulce. Pero en nuestro caso, el empalago es algo normal.

      Enamorarse una y otra vez de la misma persona no es un tópico. Existe.

COMENTARIOS:

 

– Me hubiera gustado que explicara más esos enamoramientos bizarros. ¿Se enamora Eva del felpudo de su puerta y se obsesiona? 😜
– Original y bonito. Quizá alguna frase superflua. Pero enhorabuena 👍